Después de brillar en la ceremonia de inauguración de los Juegos Olímpicos de París y caer en los cuartos de final de dobles junto a Carlos Alcaraz, Rafa Nadal se encuentra disfrutando de unas merecidas vacaciones en sus adoradas Islas Baleares. Acompañado por su esposa, Mery Perelló, y su hijo Rafa, el tenista está aprovechando el buen clima y disfrutando de jornadas acuáticas en la costa ibicenca a bordo de su yate, Great White, valorado en seis millones de euros. Este yate se ha convertido en su segunda casa, el lugar perfecto para desconectar y relajarse.
Nadal reflexiona sobre su futuro en el tenis, considerando si continuará su carrera o se retirará este año. “Mi objetivo era seguir hasta los Juegos Olímpicos y después decidir. Necesito volver a casa para desconectar un poco y, en frío, analizar las cosas tal y como las veo y las siento”, comentó el manacorí. Su primera gran decisión ha sido no competir en el próximo US Open, un torneo que ha ganado en cuatro ocasiones. “Extrañaré esas sesiones nocturnas en Ashe, Nueva York, pero no creo que pueda dar el 100% esta vez”, anunció en sus redes sociales, agradeciendo a sus fans en Estados Unidos.
Nadal ha confirmado su regreso a las pistas en la Laver Cup, que se llevará a cabo en Berlín del 20 al 22 de septiembre.
Momentos Especiales en Familia
Durante sus vacaciones, Nadal ha estado disfrutando del tiempo en familia. Mery y él surcaron las aguas mediterráneas en una moto acuática, donde Mery mostró sus habilidades, mientras que su hijo, que pronto cumplirá dos años, se convirtió en el protagonista del día, recibiendo cariño y atención de sus padres.
Además de celebrar el cumpleaños de su hijo, la pareja se prepara para conmemorar su quinto aniversario de boda. Nadal y Perelló se casaron el 19 de octubre de 2019 en Sa Fortaleza, un castillo del siglo XVII en Mallorca, rodeados de familiares y amigos, incluyendo a los Reyes Juan Carlos y Sofía.
Con estas celebraciones y momentos en familia, Nadal continúa demostrando su compromiso con los valores familiares y su deseo de disfrutar de cada etapa de su vida, tanto dentro como fuera de la pista.